Zabludosky a los 20 años de la muerte de un genio

Gracias al Universal por el material y por recordarme queun dia como hoy pero de 1989se iba uno de los grandes...
Nota publicada el 04 de agosto de 2008


Retorno a Port Ligat o la revancha de Jacobo

La primera vez que vine a este lugar de la costa catalana del Mediterráneo a entrevistar a Salvador Dalí en su casa, el 16 de diciembre de 1971, escribí unos apuntes que hoy publico en memoria de uno de los artistas de mayor presencia en el siglo XX. Dejo el tiempo de los verbos como cuando fueron escritos.

Este Dalí, ¿es el mismo Dalí de los años 30? Este que cuelga en los muros de su casa sólo tres retratos: el de José Antonio Primo de Rivera, el del príncipe Juan Carlos y el de Francisco Franco, ¿es el amigo de Federico García Lorca, el compañero de Luis Buñuel, el contemporáneo de Picasso, de Cernuda y de Alberti? Ocurre, tal vez, que hace 40 años Dalí no alcanzaba la divinidad que fue sustituyendo a la juventud.


Junto a un crucifijo y dos santos colocados por él “para que salgan en la película”, Dalí compara a Franco con Velázquez y dice que éste fue a la pintura lo que aquél es a España, y se queda tan fresco. Los retratos y su postura política son, seguramente, los más notorios motivos de sorpresa en una casa en donde todo está hecho para sorprender, preparado con la preocupación de asombrar y dejar con la boca abierta a los burgueses predispuestos a abrirla. Los merchands de Nueva York, los mercaderes de las galerías del Fauburg Saint Honore, los curadores de los museos de Hamburgo y los nuevos ricos de Texas penetran a la basílica del divino dispuestos a asombrarse con los ingenuos trucos que Dalí creó para eso precisamente. Es una especie de fair play; tú me dejas entrar a tu casa y verás cómo me asusto y demuestro grande admiración.


La casa de Port Ligat tiene la virtud de no desentonar con el paisaje. Se distingue de las otras en esta pequeña bahía unida a Cadaqués sólo porque está mejor cuidada, más pintada que las demás. Junto a ella un hotel y club deportivo con su gran alberca, y más abajo los pescadores que guardan sus botes amarillo y negro mientras pasa la mar picada del otoño. El paisaje se hace conocido. Las rocas ásperas y sin vegetación son las de algunos cuadros de Dalí. Aparecen al fondo de sus relojes blandos en “la persistencia de la memoria”; están en su “espectro del sexappeal” y como marco de algunos retratos de Gala.


Casi tres horas de automóvil desde Barcelona, primero por una autopista, luego por un camino normal y finalmente por una calle de tierra y piedras, para dejar el auto casi a la orilla del agua. Unas escaleras angostas llevan a una puerta más estrecha aún. Abre una sirvienta amable, todavía no posicionada de su papel de guardiana del genio, y al entrar se encuentra usted con un oso disecado. Es una casa de muchas habitaciones pequeñas en distintos niveles. En otro rincón un burro disecado, atriles con libros y cuadros a medias, pequeños juguetes infantiles, piedras y racimos de abrojos, conchas marinas y figuras de alambre. En los muebles viejos no hay una superficie libre: candelabros de bronce, esferas de Navidad, figuras de cera, figurillas griegas, cabezas de santos y de un borrego, velas chorreadas, estrellas de mar y pieles de tigre. La basílica del divino está en un punto medio cuyos extremos son el almacén de objetos de un pintor y la casa de una solterona coleccionista de recuerditos.


Dalí recibe aquí con la indumentaria que usa en el Saint Regis, de Nueva York, o en el Meurice, de París. Y como en cualquier parte del mundo es un hombre lógico y normal en sus reacciones hasta que se encienden los reflectores. Entonces cesa de silbar suavemente alguna canción, costumbre que observa mientras pinta o escribe. Al encenderse las luces y echarse a andar la cámara, se pone en marcha también el histrionismo de don Salvador. Pasa del catalán al español, al francés, al inglés; de las pausas como muy meditadas a los arranques violentos en voz alta, y de su actitud quieta a los ademanes que llevan su bastón de oro del techo al suelo y de pared en pared.


Obligado por sí mismo a ser siempre original, a decir y a hacer cosas terribles, a llamar con gran campana a todos los indiferentes, Dalí cae en la repetición. Nadie puede ser singular todas las horas del día, todos los días del año y todos los años de la vida. Dalí, qué desgracia, se repite, y la dimensión del hombre va siendo cada vez menor que la de su pintura, cuyo mérito indudable se aprecia cada vez más. El tiempo va poniendo a cada quien y a cada cosa en su sitio.

Y llegará el momento en el que el viejo oso disecado de Port Ligat esté comido por la polilla, el estanque lleno de musgo y el bastón en otras manos. Entonces, cuando nadie se acuerde de los desplantes histriónicos del autor, los cuadros hablarán por sí mismos en los museos del mundo. Y, sin payasadas, causarán asombro, asombro auténtico."

Fuente:
http://www.eluniversal.com.mx/columnas/72974.html



Después de la barrida que le puso Dali a Jacobo en esa entrevista que les deje en un post anterior,es natural que se siga refiriendo como payasadas a los destellos de creatividad, a pincelazos de su mundo que tuvo a bien compartir,Salvador Dali en esa entrevista.

Recordemos que este "Performer" que fue Dalí es uno de los máximos representantes del Surrealismo ,corriente que se basa en los sueños,cito textualmente:
-La vida es demasiado corta para pasar desapercibido- El lo logró mediante sueños y llevo esos sueños a su realidad.

Payasadas,actuaciones,locuras,traumas...llamenlas como quieran...el tipo vivió a su antojo y explotó su genialidad para si y sus seres queridos(ok,sólo Gala-Dali como ente fantástico) y disfrutó de la vida en Vida!!

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